¿Quién de la década de los 80 no recuerda aquellas tardes con nuestra madre practicando la tabla de multiplicar sin parar? 2×2 son 4, 2×3 son 6, 2×4 son 8…
Repetíamos y repetíamos la tabla para lograr memorizar la lección del día y cumplir con la maestra. ¿Cómo olvidar aquellos recitales de las tablas del 7, 8 y 9? Todo un reto atinar al resultado.
Siempre dentro de lo complicado hay un buen recuerdo: ¡alabada seas, tabla del 10! Al día de hoy, sólo queda la nostalgia de esas lecciones.