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Aquella Maravillosa Infancia

Álbumes de cromos y colecciones de los años 70 y 80

Nuestros primeros cromos no llevaban pegatina, y había que tirar de pegamento Imedio para fijarlos en su casilla. Teníamos que ir con cuidado, porque si nos salíamos, corríamos el riesgo de que las páginas se pegasen y se chafase el álbum. Vamos a recordar esos cromos antiguos de cuando eras niño.

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El coleccionismo fue una práctica habitual de nuestra infancia en los 70 y 80, con carácter lúdico y a veces también didáctico. Además, era una forma de participación colectiva en los juegos: donde un grupo de chavales intercambiaba cromos, tú sacabas los tuyos.

Lo que coleccionaban los niños de los 80

Comprábamos los sobres de cromos en los kioscos y los abríamos con la ilusión de encontrar ese cromo difícil que casi no salía y con la esperanza de que esa vez no saliera ninguno repetido.

¿Qué colecciones conseguimos completar? Pocas, muy pocas. Siempre nos faltaban uno o dos cromos y nos quedaba esa espinita clavada.

Sile, nole, sile, nole

Con los cromos todo empezaba en el colegio. Cuando salía una colección nueva, enseguida aparecía un hombre en la puerta con un montón de álbumes de cromos que repartía. Nunca había para todos, y algunos nos quedábamos tristes mirando los álbumes sin cromos que el resto habían logrado, ¡La próxima vez seguro que no se me escapa, voy a estar el primero!

El «síle, nole«, fue sin duda la banda sonora de nuestra infancia. La cosa, por si lo has olvidado, funcionaba así. En los recreos, o al salir del cole, o los sábados, cambiábamos cromos con los compañeros. Siempre había uno al que mirabas con cierta envidia porque tenía los repes por tacos. La imagen de los niños cambiando cromos es una de las más características de los años 70 y 80.

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Niños cambiando cromos

Los más aplicados tenían una lista donde apuntaban y tachaban los cromos que les faltaba conseguir. Había auténticos profesionales del intercambio. Eran como los usureros de la clase o el barrio. Uno ya sabía que si acudía él, encontraría el cromo que le faltaba, pero eso suponía soltar unos cuantos a cambio.

Si eran de la liga, uno del Madrid se cambiaba, caso por ejemplo de Martín Vázquez, por cinco o seis de equipos menores. Y no digamos si era de Butragueño o Hugo Sánchez.

La otra forma de hacerse con el botín era conseguir que nuestros padres nos llevaran al Rastro para cambiar o comprar allí. En nuestra infancia, llevar encima la lista de los cromos que te faltaban era imprescindible, tanto como lo es ahora llevar el móvil.

Después había que pegarlos en el álbum. A falta de pegamento, fabricábamos engrudo con harina y agua, que se mezclaba y quedaba una pasta blanca semejante a la cola, y ¡vaya que si pegaba! Los álbumes una vez completos tenían el doble de grosor que si los hubieses pegado con pegamento, puesto que la pasta se hinchaba.

La colección antigua por excelencia fue la de cromos de fútbol. Preferentemente para los chicos, aunque en las casas con hermanos y hermanos, las niñas participaban de los juegos de ellos.

Había otros cromos que no se compraban, sino que los regalaban con los bollos de Bimbo o Panrico, con los yogures Yoplait o con las patatas fritas. En estos casos, los álbumes eran gratuitos y te los daban en la panadería habitual con la compra de algún producto. Las colecciones de cromos en los años 80 fueron todo un boom.

La vida en cromos: un libro para nostálgicos de todas las edades

Admitámoslo: los cromos no son solo cosa de enanos. Indudablemente, es un de los hobbies más famosos del siglo XX. Es una pasión para todas las edades. Coleccionar cromos es también de adultos, aunque tenga un origen verdaderamente infantil.

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El cromo forma parte de ese mundo infantil de sueño que muchas veces no queremos dejar, un acto de resistencia del Peter Pan que todos los adultos llevamos dentro, que pelea por no dejar desvanecerse los recuerdos en el olvido.

Este libro escrito para nostálgicos, nos da la oportunidad de recuperar las sorpresas, las rarezas y las anécdotas que rodeaban los cromos de la niñez. No pierdas la oportunidad y aprovecha para comprar esta maravilla en Amazon.

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