Había una vez tres muchachitas que fueron a la Academia de Policía. Se les asignaron misiones muy peligrosas. Pero yo las aparté de todo aquello y ahora trabajan para mí. Yo me llamo Charlie.
Así se presentaba, en off, el director de Investigaciones Townsend; nunca daba la cara porque para eso contaba con John Bosley, mano derecha de Charlie.
Los Ángeles de Charlie fue una serie de televisión de los años 70 y 80 con mucho éxito. Se comenzó a producir a mediados de los setenta. Por aquel entonces las carpetas y los libros de los chicos estaban forrados con las fotografías de las protagonistas… cada uno tenía su ángel favorito, aunque había algún golosón que soñaba con el equipo al completo…
Charlie era un millonario excéntrico que decide crear una agencia de detectives diferente, y contrata a las tres preciosas e inteligentes muchachas a fin de que se encarguen de solucionar los casos que llegan a la agencia.
Sabrina Duncan era la más seria y responsable del conjunto, Kelly Garret era la muchacha linda, a la par que inteligente, y Jill Munroe la explosiva rubia sensual que seria reemplazada después por su hermana en la serie Kris Munroe.
Mañosas con las armas, en la lucha y en el arte de la seducción no dejaban un caso por solucionar. Las tres mosqueteras no dudaban en infiltrarse cada semana en los más variopintos trabajos, siempre que resaltaran su palmito. En otras palabras: solo por exigencias del guion un ángel de Charlie no lucía bikini, escote o ropa ceñida.
Sin embargo, ver hoy un capítulo de Los ángeles de Charlie es la mejor prueba de cuánto ha mejorado nuestra educación audiovisual: los guiones son pobres, las escenas de acción irrisorias y los diálogos son ñoños.
Pero en nuestro recuerdo siempre quedará el opening de la serie: