Estos muñecos articulados conocidos popularmente como clicks fueron creados en 1974 por una empresa alemana, que tuvo la idea de realizar unos muñecos pequeños (de 7,5 cm de altura), tan simples como el dibujo de un niño: cabeza grande, ojos enormes, una sonrisa y sin nariz ni orejas. Un muñeco fácil de llevar en el bolsillo y que permitiese muchas variaciones a la hora de jugar.
Los primeros modelos que aparecieron fueron unos albañiles con sus cascos, unos soldados medievales y los indios montados a caballo. Gracias a su éxito, dos años más tarde apareció la versión femenina, con un cuerpo prácticamente idéntico al masculino, pero con vestidos y peinados diferentes. Si los chicos era los “Clicks”, las chicas eran las “Clacks“.
Con los clicks de Famobil los chavales que crecimos en los años 80, dejábamos volar la imaginación; había soldados, piratas, peones de carreteras, pilotos, médicos, bomberos, astronautas, exploradores, indios, vaqueros y cientos y cientos de profesiones con los que jugábamos mil y una aventuras. Tenían vehículos, caballos, aeroplanos, navíos piratas y un sin fin de accesorios más.
A finales de los años setenta había en España una dura lucha entre los seguidores de los Clicks y los que preferían los Airgamboys, mucho más sofisticados y elaborados. Pero el tiempo favoreció a los Clicks de Famobil, desapareciendo totalmente los muñecos de Airgam.
Cuando teníamos pocos de esos accesorios los inventábamos, buscábamos por todos y cada uno de los rincones de casa y cualquier cosa nos servía: con palillos hacíamos espadas; con las macetas recreamos las selvas y mandábamos a nuestros muñecos valientes y aventureros. Ideábamos mundos, batallas… aprendimos a utilizar la imaginación con ellos.
Un juguete imperecedero. En casa los teníamos a montones en los tambores de detergente, junto con sus accesorios y demás: el torreón, la lancha motora, el jeep safari, el barco pirata… Ahora los Clics Famobil de los 70 y 80 son muy codiciados por los coleccionistas.
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